Astrid Lindgren una escritora universal
Astrid Lindgren (1907) nació en Vimmerby, Suecia, en el seno de
una familia campesina. Su infancia transcurrió en una vieja
casa, cubierta con tejas rojas y cercada de manzanos, y en medio
de una naturaleza a menudo pedregosa, donde los bosques de
abetos y pinos están delimitados por las rocas que han dejado
las glaciaciones, y donde las flores blancas de las fresas y el
silbido de los mirlos concede una sobrecogedora belleza al
paisaje; panorama que Lindgren ha usado como un valioso recurso
en su creación literaria, junto a las mejores vivencias de su
infancia. |
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A
partir de la década de los 40, replegada en su hogar como ama de casa,
Astrid Lindgren empieza a escribir regularmente, aunque sus atisbos
literarios se advierten ya en 1923, año en que colabora en un periódico
de su ciudad natal. En 1944 debuta con un libro juvenil de poca
trascendencia. Sin embargo, los libros que la sitúan en la cumbre de los
escritores para niños son: "Pippa Medias Largas" (1945), "Pippa se
embarca" (1946) y "Pippa en los mares del Sur" (1948). Esta trilogía
inspirada en los miembros de su familia y ambientada en los bosques,
lagos y casas de Småland, se convierten en el mayor suceso editorial de
todos los tiempos.
Según confesiones de Astrid Lindgren, se sabe que el nombre de Pippa la
concibió cuando su hija de siete años, enferma de una infección pulmonar
en el invierno de 1941, le pidió que le narrara, a fin de matar el tedio
en sus horas de encierro, las aventuras de una niña llamada "Pippa
Medias Largas",. Dos años después, mientras Astrid Lindgren reposaba de
una fractura en la pierna, aprovechó su tiempo para escribir las
aventuras de esta niña traviesa que pronto daría la vuelta el mundo.
El
manuscrito se la obsequió a su hija, cuando ésta cumplió diez años de
edad. Ese mismo año, 1944, la sometió a consideración de la editorial
Bonniers, que desaconsejó la publicación de la obra. No obstante, como
suele suceder con los libros que no encuentran editor dispuesto a correr
los riesgos, "Pippa Medias Largas" mereció el primer premio en el
concurso literario convocado por la editorial Rubén & Sjögren en 1945.
El jurado calificó la obra de "original, apasionante y cargado de un
humor desarmante". En efecto, su personaje central, una niña pecosa, de
trenzas tiesas y calzas largas, gana de inmediato el corazón de los
niños, quienes se identifican con las aventuras del personaje, quien
vive la realidad en forma maravillosa, sin que intervengan
necesariamente elementos mágicos o fabulosos.
El
desbordante éxito del libro hizo que los críticos escépticos queden
sorprendidos y pasmados, porque consideraban que Pippa era una figura
amenazante para los adultos y dañina para la conducta moral y ética de
los niños. Pero lo que no sospecharon los críticos fue el hecho de que
este libro respondía a la exigencias de la época, y que "Pippa Medias
Largas", una niña que desafía a los maestros, que no tiene
preocupaciones económicas, que ridiculiza la autoridad de los policías,
que hace malabarismos en el alero del techo y levanta en vilo un
caballo, luego sería vertido en más de 60 idiomas, solicitada en las
pantallas y consagrada como la obra más leída entre los niños.
Después de Pippa, Astrid Lindgren publicó la trilogía: "Los niños de
Bullerbyn" (1947), "Más sobre los niños de Bullerbyn" (1949) y "Es
divertido de Bullerbyn" (1952). En estos libros, a diferencia de los
anteriores, los personajes son seis niños que no viven de manera
anárquica ni se rebelan contra la autoridad de los adultos; por el
contrario, todo lo que se escribe está visto por los ojos de Lisa, una
niña armónica de siete años, quien vive en un ámbito idílico, donde el
juego y la fantasía ocupan un rol central, como en "Madita" (1960) y
"Lotta en Bråkmakargatan" (1961), que son libros escritos con toda
espontaneidad y sin mayor esfuerzo estilístico. Y, aunque los adultos
están siempre condenados a tener un rol pasivo, lo que les ocurre a los
niños en Bullerbyn, son hechos que pueden ocurrirle a cualquier niño de
cualquier lugar del mundo. No se relatan aventuras excepcionales, sino
hechos cotidianos, en los cuales los niños se divierten con frenesí y
sus deberes se transforman en un hálito de alegría y compañerismo.
Los libros "Miguel el travieso" (1963), "Nuevas aventuras de Miguel"
(1966) y "Otra vez Miguel" (1970), están basados en la infancia de su
padre, Samuel Augusto, quien, además de relatarle las peripecias de su
vida en el campo, le proporcionó datos sobre la rica tradición
folklórica del sur de Suecia; material que la autora eleva a un
auténtico nivel literario y usa como inagotable fuente de inspiración.
De modo que la aventuras de Miguel, a tiempo de trasladarnos a un
ambiente conservador y patriarcal de principios de siglo, nos cuenta con
ingenioso humor las anécdotas de un niño que, con furia y amor, procura
burlar la autoridad del padre en afán de llegar a ser un individuo
respetable.
Si
Pippa representa la rebeldía y Lisa la armonía, entonces Miguel es la
combinación de ambos factores, puesto que representa a un niño en todas
sus dimensiones. Con todo, en los "círculos radicales" de los años 60 se
vio a Miguel como al prototipo del capitalista agrario; cuando en
realidad este niño, que a los cinco años de edad podía domar un toro,
tiene todos los rasgos de un luchador social, puesto que es capaz de
abrir las puertas de una despensa de par en par, para dar de comer a los
más necesitados; actitud que, por lo demás, ningún capitalista asumiría
de buena voluntad.
Es
fácil constatar que los libros de Astrid Lindgren están escritos desde
la perspectiva de los niños, sin olvidarse que de que éstos, al igual
que los adultos, tienen sentimientos contradictorios acerca de la vida y
la muerte, los sueños y la realidad, la alegría y la tristeza, el miedo
y el coraje. Así, por ejemplo, en "Mio, mi Mio" (1954) y "Los hermanos
Corazón de León" (1973) se plantea la dicotomía bueno/malo y el tema de
la muerte, que hasta mediados de este siglo era una especie de tabú en
los libros infantiles. "Mio, mi Mio", que es el primer cuento extenso de
Astrid Lindgren, arranca de una realidad sentimental concreta, para
luego ingresar por vía mágica al mundo de la fantasía: un niño huérfano
está sentado en un banco de la ciudad y, con el golpe de la imaginación,
se traslada a un país remoto, donde es nombrado hijo de un Rey y
convocado a cumplir la hazaña de matar al representante del mal, al
jinete Kato. En este libro, además de exaltar los valores humanos
positivos, se utiliza varios elementos estilísticos de los cuentos de
hadas, como los poderes mágicas, las capas invisibles, las espadas
extraordinarias, los caballos alados y otros recursos sobrenaturales.
El
personaje principal de "Los hermanos Corazón de León" es Skarpan, un
niño enfermo, desamparado, que aguarda la muerte tendido sobre un sofá,
para ir al encuentro de su hermano mayor, Jonathan, quien murió en un
incendio por salvar la vida de otro. El día que vuela Jonathan
convertido en ave, Skarpan entiende que lo viene a recoger para llevarlo
a Nangijala, que no es un paraíso sino un continente amenazado por
fuerzas malignas, a las cuales se debe derrotar con violencia, para
luego disfrutar de la paz y la felicidad. Si bien el tema del libro
aborda los lazos de amistad entre hermanos, con todo el poder de
admiración, añoranza, temor y cariño, también plantea, desde un
principio, el fenómeno de la muerte como una realidad. A lo lago del
trama, mezcla de realidad y fantasía, que Astrid Lindgren concibió al
visitar un cementerio y leer en una lápida: "Aquí descansan los hermanos
Fahlén, fallecidos en 1860", los lectores experimentan una profunda
angustia. Pero, a la vez, una catarsis liberadora, puesto que el tema de
la muerte está tratado de manera que, en el desenlace, el niño siente
aliviada su pena, o, como diría el psicoanalista Brunno Bettelheim, el
niño se librera de sus ataduras psíquicas.
"Ronja, la hija del bandolero" (1981), contrariamente a "Mio, mi Mio" y
"Los hermanos Corazón de León", es un cuento feliz, a pesar de contener
ciertos pasaje de violencia, terror y muerte, propios de un ambiente
primitivo, donde dos clanes de bandoleros se enfrentan entre sí. Este es
el primer libro de Astrid Lindgren en el que se sigue el desarrollo de
una niña desde su nacimiento hasta su pubertad. Ronja, la hila del
bandolero, vive en un bosque salvaje, donde aprende a revelar los
secretos de la naturaleza y a sobrevivir a los múltiples peligros que le
presenta su entorno.
La
relación que se desarrolla entre Ronja y Birk, hijo del jefe del bando
contrario, más que parecerse al romance de "Romeo y Julieta" de
Shakespeare, es un símbolo de fraternidad entre dos clanes antagónicos.
Otros aspectos centrales del libro, tratados simultáneamente, son: la
relación entre generaciones, entre la mujer y el hombre y, sobre todo,
entre padres e hijos. Tanto Pippa como Ronja tienen una magnífica
relación con sus padres, quizá a diferencia de algunos personajes
masculinos que son huérfanos y carecen del amor paterno, como es el caso
de Mio y Rasmus. Es también digno destacar que Ronja, quien se hace
fuerte gracias al soporte de sus padres, es el personaje que mejor
simboliza las pasiones e intenciones de esta escritora sueca, quien se
manifesta en defensa de la ecología y contra el armamentismo y la
guerra.
Astrid Lindgren, al margen de su propia producción, ha sido una
impulsora entusiasta de la literatura infantil escandinava, por
intermedio de la editorial Rubén & Sjögren, en cuya redacción desempeñó
la función de consejera en la sección de libros para niños, conscientes
de que "el amor a los libros debe cimentarse temprano, en el mejor de
los casos ya con la leche materna (...) Un hábito cariñoso y temprano en
el mundo de la palabra y el ritmo, y una armónica continuación por ese
camino, es una de las formas más ingeniosas de formar al futuro amante
de los libros que, al final, con un brinco de alegría se lanza sobre la
literatura de adultos, tanto sobre su prosa como sobre su poesía...".
Astrid Lindgren es, sin el menor resquicio para la duda, uno de los
clásicos de la literatura infantil y juvenil, artífice de un maravilloso
universo literario que no conoce edades ni fronteras. Sus obras,
rebosante de humor y calor humano, no sólo sirven para estimular la
fantasía en cierne, sino también para demostrar que la lectura es la más
extraordinaria aventura que experimentarse pueda.
Por otro lado, desde 1958, año en que se le concedió la Medalla Hans
Christian Andersen, ha sido merecedora de varias distinciones en el
contexto nacional e internacional, como justo reconocimiento a su
prolífica labor literaria y su encomiable lucha en defensa de los
derechos de la infancia.
Astrid Lindgren, como pocas escritoras de renombre universal, logró que
sus libros sean las puertas abiertas a un jardín secreto, donde los
niños ingresan a formar parte de la trama como si fuesen un personaje
más, convencida de que la felicidad no sólo se encuentra a través del
sueño, sino también en base a la literatura ficticia creada por el
escritor.
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